INCERTIDUMBREA vecesno se necesita más que un simple suspiropara alcanzar el aire que nos devolverá la vidacuando otros ya nos creían muertos……Dícese también de los sueños […]
INCERTIDUMBRE
A veces
no se necesita más que un simple suspiro
para alcanzar el aire que nos devolverá la vida
cuando otros ya nos creían muertos…
…Dícese también de los sueños
ATARDECE EN EL PUERTOAtardece en el puerto,los reflejos de los barcos,como rizos de abanicos,evocan pequeños sueños.[…]
ATARDECE EN EL PUERTO
Atardece en el puerto,
los reflejos de los barcos,
como rizos de abanicos,
evocan pequeños sueños.
Lejos, en el horizonte,
leves ecos de una hoguera,
las nubes anaranjadas,
rojas, moradas… se encienden…
…y poco a poco se apagan
como cansadas luciérnagas.
Entonces, mirando al cielo,
los barcos se bambolean
en su dulce letanía
de viento, agua y misterio.
EL POETAEl poetade los lirios, los jazmines y las azucenasEl poeta encastradoen las entrañas de Granada […]
EL POETA
El poeta
de los lirios, los jazmines y las azucenas
El poeta encastrado
en las entrañas de Granada
El poeta de la barraca
con el lejano llanto de la guitarra
y el romance del romancero, la seguiriya y la casida
El poeta vivo, cuya vida sesgaron
Cuán más habrías dado a tu tierra
Herido de muerte estabas
por la cornada de un odio ruin,
bilioso, de tu genio y tu grandeza
Muerto fuiste, por toros de tu tierra
Inefable traición, y tragedia
Sí, muerto te quedaste,
y no se sabe dónde
No te enterraron entre los naranjos y la hierbabuena,
ni bajo una veleta
Mas no pudieron enterrar
el recuerdo de tu brisa, por los naranjales
ni el fulgor de tu sangre
en un manto de violetas.
En el juego de los determinismos Isabel Romero le echa un órdago al tiempo con los treinta y un poemas que conforman Sobre el tapiz, y a fe cierta que, tras la intensa lectura, nos queda la profunda sensación de que en todos y cada uno de esos treinta y un cuadros que ella extrae de su iconografía vital, diversa y cambiante, plasma con gran equilibrio una suerte de poesía concentrada, de gran mesura expresiva y rítmica, sin alharacas estilísticas y aún menos seudometafísicas, una poesía que yo me atrevería a calificar de sinestésica, por la percepción conjunta o interferencia en la misma de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Así, ya en el primer poema, que no en vano lleva el revelador título de «Ritual», el olor a incienso o a romero nos incita a entrar en el libro graduando de partida en nuestra memoria la impronta de un paisaje interior en el que, como digo, parece que el tiempo haya sido aprehendido como en un tapiz (Penélope y la metáfora del tiempo, en el imaginario femenino del olvido y el recuerdo) que eternamente, es decir, sin tiempo, se teje y desteje en ese intento, ¿inútil?, de querer hacerlo nuestro encadenándolo a la energía incontenible del deseo y la imaginación (el ideal poético). El tiempo como aliado. El secreto, la condena y, a la vez, salvación de Sherezade: el poder taumatúrgico de la palabra.
JARDÍN DEL SECANO, CON SIERRA NEVADA AL FONDOEstas no sonlas aguas del olvido.Nieve remota y próximacomo un niño dormido,[…]
JARDÍN DEL SECANO, CON SIERRA NEVADA AL FONDO
Estas no son
las aguas del olvido.
Nieve remota y próxima
como un niño dormido,
para la piel, negada,
a los ojos suplicio,
blanca porque el ciprés
y el delicado mirto
urdieron a la sombra
cenadores y nidos;
alta porque la fuente
apenas alza el tibio
rumor de un surtidor
desmayado en sí mismo
con aguas que no son
las del olvido.
Lo proclama la flor
abierta en el camino
SECANO GARDENS WITH SIERRANEVADA IN THE BACKGROUND
These are not
the waters of oblivion.
Snow remote and close
like a sleeping child,
to the skin, denied,
torment for the eyes,
white because cypress
and delicate myrtle
devised in shadow
arbors and nests;
High since the fountain
barely raises the mild
murmur of a spout
faintly falling with
waters that are not
those of oblivion.
This the flower proclaims
open on the path.
El presente libro, último hasta el momento del poeta granadino Miguel Ávila Cabezas, se titula, como han podido comprobar, Música para indigentes, y está constituido por un total de 49 poemas y «Siete haikus de junio», que suponen un itinerario de auto-indagación entre el inicio artificialmente popular de «Rima vieja» y el final ambiguo que ofrece «De ida y vuelta». Y me permito señalar estos datos aparentemente obvios porque estamos ante una obra redonda, meditada en su estructuración y aún más en su ejecución, en su desarrollo, en su reescritura y su corrección, que ha derivado en un tono coloquial pero sabio, de ritmo sencillo y libre, despojado de falsos lirismos y sostenido sobre una concreción temática que se acerca al aforismo.
Nos hallamos, por lo tanto, ante un libro que, como buen compendio de sentencias, deja poco espacio para lo accesorio, e incluso su título y su orden no son circunstanciales sino, bien al contrario, contienen una serie de confidencias que intentaremos dilucidar en este prólogo: ya el nombre del poemario resulta suficientemente significativo como para detenernos en él, pues está compuesto por dos conceptos que tendrán una vital importancia en el desarrollo del libro: la música y la preocupación social.
CimesI. Les arbres prient dans la lumièreDe l’aube première.Leurs racines puisent des sèvesDans la sombre terre.[…]
Cimes
I. Les arbres prient dans la lumière
De l’aube première.
Leurs racines puisent des sèves
Dans la sombre terre.
Mais leurs cimes tremblent de rêve.
II. Arbres fraternels, je vous aime,
Vous dont le fruit est le poème.
Copas
I. Rezan los árboles a los que dora sèves
La luz de la aurora. sèves
Sus raíces con savia crecen sèves
En la tierra incolora. sèves
Mas sus copas de sueño se estremecen. sèves
II. Árboles fraternales, cómo os amo, sèves
Pues es el poema vuestro dulce ramo.
Amanece en tus ojos,alba de infinitos ríosen los que peina el vientosu vastedad de siglos.Abre la puerta a la luz:[…]
Amanece en tus ojos,
alba de infinitos ríos
en los que peina el viento
su vastedad de siglos.
Abre la puerta a la luz:
no dejes huir al fondo
lo que las aguas sueñan
tras el espejo roto.
(Fuego. Tiempo. Nada.
Alba somos.)
Antonio Rodríguez Jiménez es un poeta contemporáneo que ha sabido asumir las tradiciones de una “literatura rebelde, visionaria y distinta”. Afirma José Lupiáñez en el estudio introductorio a La llave de los sueños que en sus registros “vibran ecos de Blake o de Rimbaud, de Aleixandre o de Dylan Thomas, de Nerval o de Whitman, de Lezama o de Lorca… Apasionado y loco, funambulesco y lírico, visionario y consciente; lector de las entrelíneas misteriosas de lo real, épico y moderno, ha sabido configurar su mundo propio, sensual y furioso, delicado y obsceno, provocador y mágico”. Explica Lupiáñez que esta “obra magmática y onírica no elude el presente ni olvida el pasado, y en sus versos están vivos el tormento, el dolor y la gloria del conocimiento. Sus paisajes son de este mundo y de otros mundos presentidos y entrevistos; su vida queda cifrada en los libros que a veces ha escrito con sangre y otras con la pócima amarga de un sufrimiento que conmueve. Sus premoniciones, sus pesadillas, sus raptos e invenciones aquí quedan como un testimonio impagable de entrega sin condiciones a la Literatura, al arte de la palabra que en él, en sus manos, en sus versos, es un arte vital y verdadero; y un arte necesario más que nunca en estos tiempos de zozobra que ha logrado traducir con la emoción y el temblor de quien sabe que el destino está en lo profundo”.
Elena Rodríguez García (Barcelona, 1982) cursó estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla y es Licenciada en Teoría de la Literatura por la Universidad de Granada. Entre 2005 y 2010 vivió en Bonn y Heidelberg (Alemania) donde trabajó como profesora de español en la universidad y colaboró con grupos de teatro independiente. Desde 2010 es profesora de Lengua castellana y Literatura en centros de Secundaria andaluces. “Como todas las cosas” es su primera publicación.
Por el cielo del corazónuna cigüeña lleva en su picohierbabuena y un rayito de sol.Por el cielo de la sangreuna cigüeña de fuegosiembra la semilla del amory arde.[…]
Por el cielo del corazón
una cigüeña lleva en su pico
hierbabuena y un rayito de sol.
Por el cielo de la sangre
una cigüeña de fuego
siembra la semilla del amor
y arde.
Silencio del verde que todo lo cubre,claro de luz de las palabras no pronunciadas,belleza negra con alas,yunque de agua,clavel del aire […]
Silencio del verde que todo lo cubre,
claro de luz de las palabras no pronunciadas,
belleza negra con alas,
yunque de agua,
clavel del aire
de todas las cosmogonías,
escudo silente,
nunca afronta,
nunca eco,
así fluyes,
amor,
dios vivo,
inmenso azul.
[Ciudad de Caguas, Puerto Rico]
COMPARTIENDO EL LENGUAJE DE LA MIRADAÁvida de entrega la caracola te devuelvela ronca vozarrona de la tempestad,otros abandonos, otras vaganciasotra devastación de sentimientos […]
COMPARTIENDO EL LENGUAJE DE LA MIRADA
Ávida de entrega la caracola te devuelve
la ronca vozarrona de la tempestad,
otros abandonos, otras vagancias
otra devastación de sentimientos
poco correspondidos.
Arrojas mansamente tu mirada
y el boomerang te regresa olvidos.
Puedes tener un disgusto anonadado
entre las cuerdas vocales y el grito
pero devuelto el corazón es rechazado;
aun así no se desesperanza en
la inmaterial morada de la nada.
Viajas por el tranquilo cauce de la serenidad
y los mantos de la bucólica lejanía
Sendas de terciopelo y encantamientos.
Cuando hablamos de literatura, de arte, de escritura, hablamos no solo de recursos creativos sino de las mismas personas que las hacen, piezas de un puzzle social, de un collage temporal, pero además de cómo, cuándo y por qué han conseguido plasmar una idea, o sea, han alcanzado darles forma a sus experiencias.
Por tanto podemos afirmar que la del poeta granadino Juan de Loxa es una de estas «mejores mentes» que pueden y han escrito su vida en verso como si estuvieran escribiendo historia. La historia de los grandes logros, de la crítica social y cultural, aquella de un siglo oscuro vista desde dentro, en pocas palabras un héroe de la palabra, un poeta y un artista que sin tener necesidad de arroparse con banderas, ha seguido manteniendo vivo su personal compromiso con la sociedad, con las artes, consigo mismo. Juan de Loxa es el beat perdido de Andalucía, es el que falta en la foto entre Kerouac y Cassidy, es aquel que experimentó con la performance antes de que fuera una moda imperante, fusionando imágenes y palabras, mirando más allá de los muros pero siempre con una gran consciencia de la tradición.
Trae el viento,que junte las nubes,que hagan precipitarse el agua,que riegue los árboles,que alimenten a los animales.[…]
Trae el viento,
que junte las nubes,
que hagan precipitarse el agua,
que riegue los árboles,
que alimenten a los animales.
Lava la culpa de los hombres.
Que el aire se vuelva puro,
que las aguas se vuelvan claras.
¡Que toda tú, oh Devi Tierra, resplandezcas!
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