SOY UN TIPO PUESTO DEL REVÉS
En una caja de zapatos guardo la sonrisa / de un elefante africano de sabana, el diente / de oro de un anciano pensionista, el cancán / almidonado de alguna bailarina. A veces / cuando despierto de mi sueño, en medio / de la noche me atenaza una mano firme / la garganta, y me hiere entonces en los ojos / el blanco hielo de las paredes desnudas. / —Busco a alguien que me dé su apoyo, / un perro lazarillo, un ciego menos ciego, / un tuerto del otro ojo al que yo tengo tuerto. / …
Los falsos días fue poemario FINALISTA del XXXIII CERTAMEN ANDALUZ DE POESÍA «VILLA DE PELIGROS»
El jurado estuvo compuesto por: Natividad López Urquízar, Carmen Canet Ramos, Eduardo Castro Maldonado, José Manuel Ruiz Martínez y Luis García Montero.
L I
Cada día que pasa / es una prueba más / que te pone el destino / para que sigas buscando / una razón de ser, / un sentido / (al menos uno) / a tu existencia.
Llovió poco y las últimas / hojas verdes que aún tiemblan en los árboles / son tan solo un paisaje / para otros bosques más lejanos. Tú, / porque eres quien transita amanecidas / las páginas en ti bajo los ojos, / apurarás la copa del otoño / cuando incendie la vieja soledad, / el dolor que desvive en la impaciencia / de sabernos al borde del suicidio / y la tarde templada / herida en lentitud hacia la historia.
¿Qué viniste a buscar?
¿Acaso tiene nombre la búsqueda?
Pedro Enríquez abre con estos dos versos una larga conversación con lo inasible. ¿Cómo hallar las respuestas? ¿Qué camino tomar cuando lo guía un poderoso apremio por saber y la trayectoria de un largo viaje por países exóticos y lugares conocidos sin otra brújula que la poesía? Tiene una certeza: En el principio fue la Palabra, / el hombre inventó el silencio. Y será la palabra, llave maestra, la que guiará sus pasos de ciego.
Cuenta atrás es un libro que encierra una mirada poética —una más— sobre la realidad urbana que nos circunda y contiene en forma de cotidianeidad. Es por tanto la vida diaria —y no la muerte que no significa más que una terminación de las funciones del cuerpo y la desaparición de su contenido de conciencia—, la que descarga en el poeta la duda, la inseguridad, la indecisión, ese vértigo existencial marcado por el mercantilismo, el agobio del tráfico, la prisa, la soledad, la ansiedad, la tiranía de la imagen y los cambios mentales del ritmo.
Es éste un libro de alguien que trata de delimitar su tiempo personal en una ciudad anónima, igual aquí que a mil kilómetros, uniformada en sus signos y señales, en sus luces y sus indicadores autoritarios, y en plena reflexión sobre la ética del fracaso, el absurdo de la escritura, la finitud de las cosas, el desengaño de la vida y del deseo, las renuncias y el consumo del tiempo. Y por supuesto siguiendo aquella cita de Cioran de que “Todo error es una verdad antigua […] la plenitud se mide por la suma de errores almacenados”, sobre el dolor como herramienta de conocimiento.
Entre 1304 y 1321, Dante Alighieri imaginó el infierno, purgatorio y paraíso de un puñado de personajes en los treinta y tres cantos de su Divina comedia. La pierna ortopédica de Rimbaud es su continuación, un agujero negro por el que contemplar a una galería de poetas, filósofos, pintores, novelistas, cantantes, bibliófilos, directores de cine e incluso el mismo autor, gozando o penando el merecido premio o tortura por haber vivido como lo han hecho; un paseo por el infierno, purgatorio o cielo de Lope de Vega, Robert Louis Stevenson, Bob Dylan, Fernando Pessoa, T. S. Eliot, David Bowie o Jorge Luis Borges; treinta y tres poemas que son otros tantos juicios rigurosamente irónicos.
LIBROS
Para Adolfo Belmonte
—¿Y por qué los libros?
—Cuando te duele un punto del cuerpo, llevas tus manos hasta ahí con alguna esperanza de alivio, ¿no es cierto?
—Así es.
—Y cuando te duele la vida, ¿adónde las llevas?
—No sabría decirlo.
—Por eso hay libros que forman parte de nosotros, para llevar nuestras manos hasta ellos cuando la vida nos duele.
I´LL BE SEEING YOU
[Billie Holiday]
Te volveré a ver en nuestros bares de siempre. / En ese pequeño café / en el parque / en los hermosos días del verano / en la luz de esos días / porque yo siempre pienso en ti / así, de esa manera. / Sé que te encontraré entre mis recuerdos / cada amanecer / y sé que cuando llegue la noche / te buscaré, esta vez, mirando a la Luna.
PUNTO DE FUGA
Las lágrimas que nunca derramé caerán sobre mí / como un torrente de dolor reprimido / y me ahogarán, me ahogarán / hasta acabar por convertirme en agua, / hacerme agua y río, / en agua limpia hacerme que hacia la mar viaja / y allí, cuando llegue, / serán mar, seré mar / para siempre.
TEORÍA LITERARIA
Siga el hilo del lector
que no aparta los ojos del cuerpo
de Caperucita
mientras el narrador describe
cómo le disparan al lobo.
A esta pregunta que me hago entre la madrugada y el alba: ¿qué es poesía?, tal vez sabiendo lo imposible de la respuesta, en esa secuencia en la cual los instantes se hacen métrica infinita, me atrevo a decir, en voz alta y tranquila, que, después de leer este poemario, un joyel entre Quevedo y Góngora, entre Rilke y Juan Ramón, entre Bécquer y José Hierro, entre Salinas y Guillén, entre Aleixandre y García Baena, entre el intelecto y el sentimiento, entre Neruda y Borges, entre Vallejo y Benedetti, entre Henry Michaux e Ismail Kadaré, entre Ángel González y Valente, entre García Montero y Elena Medel, he hallado, al fin, una definición, quizá abstracta, pero, en el fondo, concreta.
La poesía es en este libro de poemas, luminoso y cristalino, orfebre y diamantino, una antología de la semántica y de la emoción, de la música y de la pintura, de la literatura y del arte, de la tradición y de las vanguardias, de la metáfora y de la sinestesia, de la orfebrería y de la palabra, de la semiología y del cine, de la verdad y de la autenticidad, de la lectura y de la sintaxis, de la esperanza y de la ilusión, del tiempo y de la luz, de la ciudad y de la historia, de la búsqueda y del misterio, de la infinitud y del expresionismo, del mar y de la ausencia, de Garcilaso y de Velázquez, del color y del atardecer, del crepúsculo y de la nostalgia, del piano y del saxo, de la guitarra y del violín, de la libertad y de la evidencia, del metalenguaje y de la poética, de la semiótica y del hipertexto, de la entrega y de la pasión, de la paz y del silencio, de la observación y de la lejanía…
No es casualidad que Carmina Moreno Arenas incluya en la sección segunda del presente libro el poema «Tu luna negra», donde revela conocer bien a Elena Martín Vivaldi, de la que Antonio Carvajal escribiera un texto introductorio cabalmente titulado «Solitaria, no aislada». En éste y otros poemas del libro se nota el magisterio de la poeta granadina e incluso el ejemplo que toma de esa conducta vital que la llevaba a alejarse del ruido social y buscar los espacios que propiciaban el fluir de su conciencia en un lirismo hondo de cuya lectura desde luego nadie sale indemne. Pues bien, la autora de Tu voz benévola la trae así a su libro porque parece reconocerse en ella. Es más, podríamos aplicarle también, sin miedo a errar, ese «solitaria, no aislada» al que me he referido, por cuanto el intimismo lírico que tanto se alimenta como necesita de la soledad no quiere decir que sea consecuencia de un aislamiento social. Y no lo es porque la voz poética de Carmina Moreno Arenas se inscribe además en una corriente que ha encontrado en el grupo social de la mujer su consolidación. Si en los tiempos de Elena Martín Vivaldi, las escritoras en general y las poetas líricas en particular resultaban una rareza no sólo en Granada sino también en España, hoy sin embargo éstas han tomado la palabra para construir, gracias a esos rastros de conciencia que son los textos objetivados en una red verbal con propósito estético, los signos de la estructuración de un nuevo sujeto literario que está suponiendo una revalorización de la lírica y, con ella, unos modos de hacer poesía ya conocidos ya renovadores que vienen en cada caso a consolidarla, a enriquecerla y en todo caso a ensancharla…
Antonio Chicharro
En ese sentido, la poesía también refleja la instantánea de un momento irrepetible pero, en su caso, desde la subjetividad del corazón que lo recuerda. Podría decirse que poesía y fotograma revelan la esencia de un instante, pero las fotografías únicamente plasman la existencia de una décima de segundo y muestran claves físicas de las personas y lugares que en ellas aparecen. A partir de ahí, de esa constancia gráfica y cromática, todo son, para quien se enfrenta a ellas por primera vez, un conocimiento (o desconocimiento) de la vida que hay, o hubo, detrás de ellas. Por tanto, a los ojos de quien las contempla o las sostiene, se generan todo tipo de conjeturas. Porque las fotografías revelan un lugar, un rincón, un paisaje… (interior o exterior; urbano, marítimo o campestre…) y las personas que lo habitan. Por eso, únicamente aquellos que conocen los entramados de relaciones entre los protagonistas, pueden desvelarnos la significancia y el significado de una mirada, de una vestimenta, de una sonrisa o de un gesto. Y una sucesión de fotografías, como si de una película se tratara, plasma el recorrido vital de unas vidas, de unas circunstancias, de un periplo con un principio y varios finales, desgraciadamente, dolorosos.
Ya sea por la distancia que nos separa de ellas; ya sea por las pérdidas de quienes, un día, nos mostraron un pedazo del milagro de la vida compartida. La poesía, ahonda en esos sentimientos que percibimos y explora los caminos del alma que los habita.
…
Estos poemas, que hoy rescato del olvido, están escritos entre 1972-1977, años en los que decidí hacer la carrera de Filosofía y Letras, y en los que aparqué mi obra literaria para que no interfiriera en mis estudios. Al continuar de nuevo mis publicaciones —Bestiario (Ámbito Literario, Barcelona, 1979)— ya dormían estos poemas en una estantería de mi biblioteca de Cádiar el sueño de los justos.
Y así pues, cuando la Academia de Buenas Letras de Granada, a la que pertenezco, me propuso una nueva publicación en su colección Mirto Academia, pensé en aquellos textos que tan silenciosos permanecían en mi casa del pueblo. Hice una selección de aquellos viejos poemas y, tras sacarlos a la luz para que se oreasen con el aire de los nuevos tiempos, te los entrego, lector, confiando en la benevolencia de tu juicio.
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