El adolescente escucha conmovido a su sexagenario antecesor. El glorioso jubilado se interrumpe, mira a su alrededor abarcando los ficus gigantes,
El adolescente escucha conmovido a su sexagenario antecesor. El glorioso jubilado se interrumpe, mira a su alrededor abarcando los ficus gigantes, el cielo colosal de la tarde granada, el tráfago de hombres y mujeres que se cruzan…, y exclama: “ ¿ y todo esto…?”
La pregunta trunca, su mueca de estupor, sus hombros alzados, en suspenso unos instantes, fascinan… Entonces, del tótem escéptico, surge una sonrisa acariciadora para el nieto, que aguarda, en vano, la respuesta.
La característica más asombrosa de los epigramas y poemas mínimos de Dickinson es su habilidad para crear una imagen de inmensidad, de grandeza,
La característica más asombrosa de los epigramas y poemas mínimos de Dickinson es su habilidad para crear una imagen de inmensidad, de grandeza, mediante el uso de una veintena de vocablos. Su “Poemario Mínimo” no es a veces más que una relación de pequeños e irrelevantes caprichos, pero en otras ocasiones se nos presenta con versos llenos de imaginación y honda emotividad Son esas composiciones líricas las que he denominado ”poemas mínimos”: epigramas, pensamientos íntimos susceptibles de ser diseccionados para observar lo que los habita. Ha sido esta mi intención al traducirlos a la lengua española.
903
I hide myself within my flower,
That fading from your Vase,
You, unsuspecting, feel for me –
Almost a loneliness.
903
Dentro de mi flor me escondo
Para que, al desaparecer de tu Jarrón,
Tú – sin saberlo –sientas por mí –
Una soledad parecida.
La elegía es, sin duda, uno de los tipos discursivos más antiguos, tanto como lo es el dolor del ser humano ante la muerte: la Epistula ad pisones de Horacio expresa ya la vinculación de la misma,
La elegía es, sin duda, uno de los tipos discursivos más antiguos, tanto como lo es el dolor del ser humano ante la muerte: la Epistula ad pisones de Horacio expresa ya la vinculación de la misma, clásicamente construida mediante la combinación de un hexámetro y un pentámetro, con el llanto de las ceremonias fúnebres. Pero la elegía es, además de este modelo poemático básico marcado por el canto de duelo del hablante lírico ante la muerte individual de un contemporáneo próximo, una categoría estética en general (literaria y musical, principalmente) y todo un genero poético de índole temática que se caracteriza por el lamento subjetivo quejumbroso y dulce, el tono melancólico, la efusión sentimental en primera persona y, con frecuencia, la mirada hacia el pasado; Dante la consideraba así la escritura del desdichado en su De vulgari eloquentia (“per elegian stilum intelligimus miserorum”).
Tenía a mano —muy cerca— un libro que curioseaba a ratos, cuando leí por primera vez el poemario El eco de las veredas. Y ocurrió que, en ese momento,
Tenía a mano —muy cerca— un libro que curioseaba a ratos, cuando leí por primera vez el poemario El eco de las veredas. Y ocurrió que, en ese momento, un libro me llevaba a otro casi como un acto reflejo. Algunas de las declaraciones del ya anciano Goethe al joven Johann Eckermann (Conversaciones con Eckermann, Goethe, Obras Completas, Aguilar, 1987), me movían a comprobar una coincidencia: las afirmaciones y consejos sobre creación literaria de Goethe —escritor prerromántico—, a casi dos siglos de distancia, por encima de nuevas estéticas habidas desde entonces hasta ahora, las encontraba en un libro de poemas actual; lo que me hizo recordar la evidencia de que todavía permanece entre nosotros un romanticismo subterráneo: el hecho poético se instaló hace tiempo en el centro de la subjetividad del poeta y ahí permanece.
Kitty Curtiz, in Ungarn geboren, aber in Amerika beheimatet und seit einiger Zeit in Europa lebende Kosmopolitin, hat Spanien des öfteren und über längere Zeit bereist.
Kitty Curtiz, in Ungarn geboren, aber in Amerika beheimatet und seit einiger Zeit in Europa lebende Kosmopolitin, hat Spanien des öfteren und über längere Zeit bereist. Da sie Spanisch spricht, war es ihr möglich, in die Seele des ‘anderen Spanien’ einzutauchen und die helle Schönheit dieses Landes, aber auch seine dunklen Seiten kennen zu lernen. Ihre Eindrücke breitet sie vor dem Leser aus wie einen bunt gewebten Teppich. Die hier vorgestellten Gedichte sind Momentaufnahmen einer besonderen Art. Kitty Curtiz malt mit Worten wie mit Farben und zeichnet mit sparsamen Strichen Menschen und Landschaften, lässt Impressionen und Gefühle, manchmal auch erotische, in ihren Gedichten wieder auferstehen. Sie weiß, dass man fremde Länder mit der Seele suchen muss, damit die Wünsche, Vorstellungen und Erwartungen, die Reisende mit einem andersartigen Land verbinden, in Erfüllung gehen.
Ahora que el sol de la ausencia ha incendiado definitivamente el mar resquebradizo de mi cerebro y que ya no se muestra frente a mí otro horizonte que no sea el de la soledad y el desasosiego,
Ahora que el sol de la ausencia ha incendiado definitivamente el mar resquebradizo de mi cerebro y que ya no se muestra frente a mí otro horizonte que no sea el de la soledad y el desasosiego, ahora que es día martes y que el aire sabe a salobre desconcierto y a porvenir roto en el pozo fatal de los deseos, bajo la suerte implacable, ante el azar sin nombre, escribo estas palabras sobre el espejo de un agua insondable con la incierta ilusión de que alguien las lea y venga entonces a liberarme de esta pesadilla que nunca acaba, (¿Cuándo comenzó? ¿Quién vendrá a sanarme también de la ansiedad, de la lo cura, de esta miseria que cubre la mirada … ? No grito «de inmediato», pero sí «de seguro»). En este instante ni siquiera me queda el consuelo de los números pares: sé que hoy es día 23 (o 25). Pero… ¿y mañana? Es posible que mañana sea un día que nunca llegue a puerto alguno pues mañana es sólo un borbotón de espuma, el sueño de un espejismo anclado en el fondo…. de la nada.
Fin de siglo y cunde el miedo reitera esa idea, como Sísifo reanudaba su absurda tarea destinada a un seguro fracaso. El personaje lírico de Vallejo vuelve una y otra vez a las andadas,
Fin de siglo y cunde el miedo reitera esa idea, como Sísifo reanudaba su absurda tarea destinada a un seguro fracaso. El personaje lírico de Vallejo vuelve una y otra vez a las andadas, convencido de que «Sólo queda lo cierto». De esa necesidad de anclarse en lo seguro surge la desesperada búsqueda del libro: «Y tú quieres saber algo cierto, algo que se detenga en sí de puro meridiano y luminoso. Algo definitivo y entero». El coloquialismo expresivo, tan frecuente en Fin de siglo y cunde el miedo, contrasta con la reiteración de vocablos científicos que refuerzan el extrañamiento del lector con respecto a la realidad. Estas palabras habitualmente lejanas para el hombre de letras transmiten una visión biológica del ser humano de alguna manera contradictoria con el propósito de individualizarlo en el bosque colectivo: «Todo mi ser depende de una bioquímica disposición.»
Carne en carne
que, calor, desprende.
Témpano de hielo
Carne en carne
que, calor, desprende.
Témpano de hielo
en cabeza ofuscada.
Y se atiza,
se prende
y enciende la llama;
pero el agua no corre
y, la nieve, fragua.
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