Cinco hombres, cinco soldados que defendieron a un gobierno legítimo, atacado por unos militares rebeldes que destruyeron el país y lo llevaron a la represión y la miseria. Estos hombres al finalizar la guerra se encontraban en Valencia. Al enterarse de que los compañeros que se entregaban eran fusilados o enviados a campos de trabajos forzados, decidieron irse a Andalucía, su lugar de nacimiento y llegar hasta la serranía gaditana. Allí fueron perseguidos y acusados de bandoleros asesinos aunque ellos sólo fueron maquis.
TIERRA SECA, título de este libro, es el reflejo de una vida compartida al lado de los excluidos y marginados del nordeste de Brasil, concretamente en Nordestina, en el Estado de Bahía. Aquí acompañó a Miguel, un sacerdote misionero, durante un mes recorriendo esta tierra seca. Juntos visitaron el interior de este Sertão y su gente y aquí está el fruto de este tiempo vivido intensamente en el nordeste de Brasil.
El Sertão, lugar seco, donde las escasas lluvias no permiten que dé lugar la vida. La «seca» es un gran desastre. A partir de ella se acaba todo. La tierra se vuelve desierto. La familia se acaba. La «seca» mata la vida y el trabajo se torna inútil campesino en la Caatinga.
José Olivero nos va describiendo la dura realidad del Sertão. Para ello, se mezcla con la gente, se hace niño con los niños, joven con los jóvenes y con gran ternura comparte todo con los más mayores; de esta manera llega, en poco tiempo, al corazón de la gente.
La falta de agua hace que esta realidad sea terrible para los más pobres. El semiárido brasileño es uno de los mayores del planeta en extensión geográfica y en población. Es un área territorial con mucha irregularidad de lluvias; en consecuencia, la evaporación es superior a la precipitación. La tarea no es luchar contra la «seca», sino aprender a convivir con ella.
TIERRA SECA nos hace ver los grandes desequilibrios sociales y ambientales que se dan en esta parte del territorio brasileño, algo que viene sucediendo desde los comienzos de la colonia portuguesa, predominando una economía de subsistencia.
El lector de este libro podrá constatar que para la vida de estas gentes sencillas, unas víctimas más del neoliberalismo de nuestro mundo, el ser humano no cuenta, sólo interesa el negocio. Pero, al mismo tiempo, estas gentes sencillas están abiertas al otro, son solidarias desde su pobreza, abiertas al Dios de la Vida aunque el sufrimiento a veces las quiera hundir.
El libro nos invita a la esperanza; porque un pueblo que lucha unido y marcha mirando la vida y al Dios de la Vida, ciertamente conseguirá días mejores para ellos y para sus hijos. «Otro Brasil es posible», decían miles de jóvenes en Belo Horizonte. Unámonos a ellos para que un día, todos lo podamos ver, no sólo en Brasil sino en todo nuestro planeta Tierra.
SUEÑO Y SENTIMIENTO, POESÍA
A los soñadores
BRINCA, raudo, el sueño,
pero se esfuma temprano en el vacío del espacio.
Sobre el vasto océano arenoso de los sentidos,
vuela la pasión buscando sensaciones,
mas se conforma con las versátiles promesas
de las dunas sibilinas que confunden la razón.
Y mientras el sueño se solaza
y la consciencia se deja llevar por el desaliento,
amanece el sentimiento que, luciendo su magia,
se enfrenta, sin disfraz, en carne viva,
al yermo secarral de ese desierto estéril,
para inspirar un poema.
Gentes bautizadas con las aguas que desde siglos bañaron las laderas de Iliturgi. Hombres de fe, apostados en la Torre de Máquiz, a la espera de que el Rey Santo, Fernando, cristianizara los entornos. Mujeres bruñidas al amparo de la piedra que tallaran Francisco del Castillo, Vandelvira y Alonso Barba. Cofrades que desde 1550 recorren el entreversado callejero mengibeño, venerando la Pasión y Muerte del Señor y las lágrimas perennes de su Madre Dolorosa. San Pedro, crisol de devociones arraigadas a lo largo de los siglos, siempre perenne, incólume, impasible: «… que los disciplinantes se junten todos en la Yglesia del Señor San Pedro en una capilla o lugar qual mal conviniera… »
Todos son sonidos, irrepetibles los que se lanzan en Mengíbar en tiempos de Pasión, únicos y especialísimos: Batir de palmas que este año ha labrado Mariana Saeta… Bamboleo de alas del Ángel que vigila en un Huerto… Brazos extendidos del Señor de las Lluvias rozando entre los balcones… Chasquidos de alabardas que escoltan el silencio del Monumento… Fríos latigazos que salpican la noche de la Traición… Canto de Pregones cuando la Cruz cruza el umbral en la fría madrugada… Reflejos de un cristal que marca más que nunca la muerte y … el negro desolador de un negro manto que se aleja en la tiniebla. Y sobre todo… LA SAETA.
Novela en forma de diario, por tanto narrada en primera persona y en tiempo real, por lo que la protagonista no tiene conocimiento del futuro, que se va desvelando ante los lectores a la vez que ante ella misma. Tampoco conoce los pensamientos ni los sentimientos de los demás personajes, únicamente puede intuirlos, imaginarlos. Sólo conoce el peso de su pasado y, aunque ignore el de los otros, los pasados tienen un gran peso en los personajes principales.
El tema es actual: segundas, terceras… oportunidades de emprender una nueva vida después de un fracaso vital, el gran fracaso. La acción se inicia y se desarrolla en parte en la vida nocturna de la Costa del Sol. También de día, en la playa, recorriendo Málaga…
La primera parte, de apariencia más trivial, se va enriqueciendo a medida que se desarrolla la historia y se conocen en profundidad las reflexiones, los sentimientos y las expectativas de los personajes, su filosofía y su psicología.
Pensó volver a los trabajos de su vida pasada cuando sólo era un caballero más de Castilla, en cualquiera de aquellos reinos, sin tener en cuenta para nada su actual posición ni el peligro que correría si caía en desgracia a partir de entonces. Tras mucho reflexionar, optó al final por dirigir sus pasos hacia Granada. Su esposa intentó bastantes veces disuadirle de aquella atrevida determinación pero no logró conseguirlo. Abandonó el castillo de madrugada, cuando la brisa es siempre fresca aún en los días de más calor, cuando todavía es posible despertar a algunos pájaros cantores, sin armar nungún jaleo. Llevó con él su equipo militar…
HISTORIA DEL ARTE
A Concha Félez, in memoriam
De esta Historia en la que el Arte
cada vez es menos perdurable,
cuando las milenarias piedras de Gizéh
caen devoradas por el tiempo
y la arena del desierto,
cuando los frescos de Altamira se desvanecen
con el beso de la luz,
cuando los amarillos de Van Gogh
hacen saltar el mercado bursátil
y los compases de Bach se cortocircuitan
en los ordenadores…
de esta Historia
de valores cada vez menos
eternos
sólo tu nombre pervive ya
en mi memoria.…
Si llego a saber, niño, que vendrías,
hubiera amanecido como el mar
en paz con la mañana,
habría desalado los cabellos
de olas y de algas,
y mi expresión sería jubilosa
con cierta timidez enmascarada.
Cómo disimular estas ojeras,
que denuncian la noche insomne
de despedida,
la mirada de pájaro enjaulado
al caer la persiana en los jazmines.
ET IN PRINCIPIO
Te recuerdo playa cuando no eras playa
y tu modo de vivir entra las rocas
dibujándote en la forma en que surgías
de las vetas de mármol de una idea.
No eras playa aún y el sol buscaba
náufrago habitar los granos de tu arena.
Te soñaba solar de claridades,
ensenada que albergaba las fuerzas de la vida
cavidades y montañas bañadas con la espuma.
La vida comienza en el instante
en que golpea el mar contra la roca.
Hace más de una década abordé el estudio de la lírica de Valle-Inclán porque consideraba que en relación a su teatro o a su narrativa la lírica de Valle había quedado en un segundo o tercer plano de su producción literaria. Llevado de ese afán de recuperar al escritor gallego —del que ahora se cumplen setenta años de su muerte, y uno de los baluartes del siglo XX en España—, y animado por las abundantes opiniones en sentido negativo de su obra lírica, no podía sospechar que en el decurso de este trabajo desembocara en una de las evidencias mayores: que la lírica supuso siempre un revulsivo, un anticipo de lo que serían otros descubrimientos estéticos en su obra.
Uno de los críticos que arremetió contra su obra lírica fue Astrana Marín, quien después de decir que Valle-Inclán sólo llegó a escribir aleluyas, afirmó: «Bajo el propósito de ridiculizar con el ridículo (se refiere a La pipa de kif), el autor se sumerge en la más completa ridiculez […] Banville era profundo, ingenioso y elegante en gran medida, y, sobre todo, hacía arte, cosa que no vemos en Valle-Inclán […] Su deseo está patente: aparentar que puede medir sus fuerzas con los escritores de más feliz ingenio en el cultivo de las gracias finas, regocijantes por lo disparatadas, sino que su imaginación gallega se presta bien poco a estos encajes y afligranamientos. No tuvo en su juventud gracia, y ¿había de tenerla a sus buenos cincuenta años corridos? […] Valle tiene a las tales aleluyas por versos geniales […] Su labor en conjunto es mediana, de segundo orden, cuando no de tercero y aun de cuarto. Sus libros se venden poquísimo y su teatro es irrepresentable. Valle-Inclán constituye el prototipo de esos escritores a quienes se alaba precisamente por no habérseles leído».
DE TODO EL SENTIMIENTO QUE TENÍA
De todo el sentimiento que tenía
este mi amor tan tuyo y encantado,
de todo mi latir entusiasmado,
donde mi triste sangre discurría;
de mis solas palabras, donde había
temblores de pasión, y enamorado
tierna ambición de ser para el amado
—el único enemigo a su porfía—;
de aquellos mi ensueños y recientes
rotos por la cruel voz de tu mesura,
cuando mis noches blancas y dementes
fueron la aurora gris de mi locura;
de mis únicas horas, luego ausentes,
quedará ya en lo eterno mi amargura..…
Antes de que muera el último árbol morirá el último hombre. Esta verdad hospedada en nuestro porvenir, parasita incontestable en la magna sinrazón de quien niega el asombro ante el mundo. Y si cierto es que los incendios forestales se apagan en invierno, imprescindible se muestra conocer cuánto dinero se «quema» en nuestras arcas públicas cada vez que una hectárea de bosque barrunta calcinada nuestra brutalidad o, por supuesto, cada vez que despegan refuerzos «eventuales» de hidroaviones y «helicópteros botijo», según denominación específica de Paco, un cortijero de los de toda la vida. Me gustaría conocer estas cifras y otras muchas pertenecientes a los «anexos» de los incendios forestales (negocio de madera quemada, subcontratas, etc.), engranajes activos de una maquinaria que sólo funciona cuando la piedra arde…
TRABAJO DE ACTOR
A Anthony Hopskin
Reinventar el gesto a cada instante.
Dejar a mitad de camino prendida una mirada.
No pronunciar jamás la palabra certera
sino hacerla concreta en el silencio.
Recorrer de un lado a otro el universo,
y en toda su quietud.
Ser y no ser.
Ésa es la lucha,
la condena.
El vicio es
y la virtud inmensa.
Una mujer tiene mucho tiempo de esperas y ha
forjado de minucias un imperio. Y tú, que nunca has
intentado traspasar ese Imperio, esa Luz o esa
Alma, vas y en ella te escondes: en este cuerpo mío
que destejió las sombras y había fecundado las
noches de su vida con tu ausencia. Te encontró, trajo
el fuego, ardimos los dos juntos y ahora ni en el
fuego ni en el ascua: ceniza soy, y entre la ceniza de
la llama doméstica me encuentro con todos los
estigmas colgando de mis labios. Hijo del aire te
llamé y nombré las dos alas que traerían al Silencio:
setenta veces siete lo he sentido clavado en mis
espaldas y vencida por él escribo desde el grito del
mar que ha sido río, charco y llanto de las madres,
desde el acontecer que va en lo sucesivo al infinito
de todos los relevos en la ductilidad de lo creado.
…
Así hemos amado a Paco Izquierdo…, alma serena de esta Granada fingida que se sobrepone a sí misma atestada de afrancesados, jodidos fanfarrones o judas en Aznalfarache; guía secreta de la Granada nostra, dignificada en la sabiduría de un apócrifo de la Alta Alpujarra, a flor de piel y pellizco del campo raso, tejedora de liantes y cachidiablos, ocultadora de la edad del patio, hacedora de cotillas del rumor del dies iræ y cronistas del buen trote, apógrafos y plagiadores… A veces Granada no se merece a sí misma y no sé si alguna vez Granada se mereció ese malabarista de la soledad y nuevo Horacio («Ut pictura, poesis»), argentador de atinadas y fecundas y desopilantes atribuciones desde el Patria a Puerta Real, perpetrador de una veintena de narraciones y una docena de ensayos, Heródoto y cultivador de la cinematografía y seriales varios radiofónicos y televisivos (aquel Cantiflas en siluetas de papel), compilador de once premios literarios, creador de editoriales de libros y revistas (desde la A hasta la Z de Azur) y mimador de facsímiles; artista con dos docenas de exposiciones individuales y tres colectivas…
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