ALZHÉIMER
Burla adversa en el espacio,
bayoneta clavada en el recuerdo,
bocado brutal de afectos,
buitre gris cerebral.
Inquilino de canas con futuro,
momificas la expresión afable
y atrapas en tu tela de araña
el deseo apresurado de vivir,
como un candil invisible
que se consume en la tristeza,
guías prisioneros al brocal
del olvido,
al filamento distante
de la sombra,
caminas sobre cadáveres macilentos
indiferente a la sed,
como si el agua no estuviera
inventada,
…..
SUEÑO Y SENTIMIENTO, POESÍA
A los soñadores
BRINCA, raudo, el sueño,
pero se esfuma temprano en el vacío del espacio.
Sobre el vasto océano arenoso de los sentidos,
vuela la pasión buscando sensaciones,
mas se conforma con las versátiles promesas
de las dunas sibilinas que confunden la razón.
Y mientras el sueño se solaza
y la consciencia se deja llevar por el desaliento,
amanece el sentimiento que, luciendo su magia,
se enfrenta, sin disfraz, en carne viva,
al yermo secarral de ese desierto estéril,
para inspirar un poema.
Gentes bautizadas con las aguas que desde siglos bañaron las laderas de Iliturgi. Hombres de fe, apostados en la Torre de Máquiz, a la espera de que el Rey Santo, Fernando, cristianizara los entornos. Mujeres bruñidas al amparo de la piedra que tallaran Francisco del Castillo, Vandelvira y Alonso Barba. Cofrades que desde 1550 recorren el entreversado callejero mengibeño, venerando la Pasión y Muerte del Señor y las lágrimas perennes de su Madre Dolorosa. San Pedro, crisol de devociones arraigadas a lo largo de los siglos, siempre perenne, incólume, impasible: «… que los disciplinantes se junten todos en la Yglesia del Señor San Pedro en una capilla o lugar qual mal conviniera… »
Todos son sonidos, irrepetibles los que se lanzan en Mengíbar en tiempos de Pasión, únicos y especialísimos: Batir de palmas que este año ha labrado Mariana Saeta… Bamboleo de alas del Ángel que vigila en un Huerto… Brazos extendidos del Señor de las Lluvias rozando entre los balcones… Chasquidos de alabardas que escoltan el silencio del Monumento… Fríos latigazos que salpican la noche de la Traición… Canto de Pregones cuando la Cruz cruza el umbral en la fría madrugada… Reflejos de un cristal que marca más que nunca la muerte y … el negro desolador de un negro manto que se aleja en la tiniebla. Y sobre todo… LA SAETA.
Si llego a saber, niño, que vendrías,
hubiera amanecido como el mar
en paz con la mañana,
habría desalado los cabellos
de olas y de algas,
y mi expresión sería jubilosa
con cierta timidez enmascarada.
Cómo disimular estas ojeras,
que denuncian la noche insomne
de despedida,
la mirada de pájaro enjaulado
al caer la persiana en los jazmines.
ET IN PRINCIPIO
Te recuerdo playa cuando no eras playa
y tu modo de vivir entra las rocas
dibujándote en la forma en que surgías
de las vetas de mármol de una idea.
No eras playa aún y el sol buscaba
náufrago habitar los granos de tu arena.
Te soñaba solar de claridades,
ensenada que albergaba las fuerzas de la vida
cavidades y montañas bañadas con la espuma.
La vida comienza en el instante
en que golpea el mar contra la roca.
TRABAJO DE ACTOR
A Anthony Hopskin
Reinventar el gesto a cada instante.
Dejar a mitad de camino prendida una mirada.
No pronunciar jamás la palabra certera
sino hacerla concreta en el silencio.
Recorrer de un lado a otro el universo,
y en toda su quietud.
Ser y no ser.
Ésa es la lucha,
la condena.
El vicio es
y la virtud inmensa.
Un desvío supone siempre una alternativa. La literatura, y con más razón la poesía, debe entenderse hoy como eso, como una alternativa, como otro camino diferente al que sigue la mayoría, que nos permite ser más nosotros mismos y menos como nos obligan los demás. Un ejercicio reivindicativo de la individualidad. La coherencia unitaria del poemario Desvíos surge de la suma de sus partes o bloques, dedicados a la literatura, el erotismo, la sugerencia y lo inefable y la metafísica existencialista, más dos poemas «de propina».
El cante es una expresión dramática por excelencia que, junto a la música, contiene los elementos básicos de la representación: texto e interpretación. Las letras que aparecen en este libro las veo, por tanto, para ser representadas. Con ello quiero decir que no es mi intención hacer poesía porque la poesía es una expresión literaria total y los textos del cante quedan incompletos si no se convierten en expresión dramática. Mientras escribo estas letras flamencas, lo hago imaginándome el cante en su plenitud teatral, pero sólo puedo trasladar al papel la parte que le corresponde al letrista; por esa razón me veo en este libro más cerca de un dramaturgo que de un poeta.
Tiempos de Málaga [Arco iris de esperanza] es una selección de poemas de los siete años que la autora vivió en Málaga y su Costa del Sol. Años de sensaciones y experiencias extremas, en todos los órdenes de la vida. Alegrías, odios, tesón, estudio, paro extremo, esperanzas, amores, ansias, desencantos… y lucha, mucha lucha para conseguir los objetivos propuestos, para vivir intensamente el gozo, la sorpresa… Hermosos años, llenos de gente variopinta, encuentros y desencuentros singulares. La autora rinde homenaje con este libro a todas las personas que conoció, a los inolvidables años rebosantes de energía que fueron y aún perduran como manantial fresco en el día a día de la vida.
CUMBRE
SIGUIENDO la cañada
las piedras ralas de la montaña
me hacen camino
medrando la angostura
de su silencio reverdecido
de lúpulo
subo en el solidario
pestañeo del viento
que me entrega a su altura
LAS palabras han muerto melodiosamente en tu oído.
Yacen en la sombra
junto a los obscuros abismos lineales,
atormentadas sobre blancos lienzos
en la perfecta espera del olvido.
§
EN un principio la llama vigorosa, después la brasa,
después la ceniza, después el viento…
metódico cruce de elementos cercanos al desastre
en un mismo lugar de tu corazón.
Pero aún sentías la frescura del rocío
humedeciendo los frutos secos de la incineración.
JARDÍN DE LA LUZ PERPLEJA
LOS últimos vestigios de la luz.
La imagen sencilla y complaciente
del jardín de tu niñez.
La tranquilidad de la casa.
Aquel pozo clavado en tierra
donde la yerbabuena era surgidera
y sabían a incienso y a saprofito
los crepúsculos en tu memoria.
La luz. Esa misma luz,
perpleja y libertina
—aun cuando la lluvia no cesara—,
acabará atravesando
la realidad velada de la lluvia.
El diccionario dice de bululú: «1. m. Farsante que antiguamente representaba él solo, en los pueblos por donde pasaba, una comedia, loa o entremés, mudando la voz según la calidad de las personas que iban hablando.»
Compañías de Bululú es un ejercicio de supervivencia en soledad; de una soledad fruto del de-samor. Un tipo de soledad del que nunca se sale totalmente aunque se publicitan al respecto muchos métodos más o menos efectivos. El refranero popular dice que un clavo se quita con otro clavo. Tal vez así sea pero para ello es necesario, al menos, mucha capacidad de fingimiento; mucho teatro para un solo actor. Puede que esa necesidad teatral sea la razón para que el poemario se estructure en tres actos: Planteamiento, Nudo y Desenlace. Cada uno de los actos va perdiendo inmediatez temporal con el suceso que desencadenó la soledad: Amor, desamor y renacimiento al amor.
Compañías de Bululú pretende ser una reflexión sobre las cosas cotidianas en la que el desamor y la soledad que provoca son el cristal con que se mira.
Estos libros (Profecía de otoño, Íntima heredad y Suerte de alquimia) son los capítulos de una trilogía de dolor y frustración, de una vida en un pueblo del sur que atenaza y destruye la personalidad de una persona sensible, y provoca la interiorización de la realidad, que es difícilmente reconocible (la cima del mundo clasista del señorito y la Andalucía del llanto), y se sublima en una escritura hermética (vocabulario muy culto, imágenes surrealistas, versos largos cercanos a la prosa como en las silvas barrocas), que dificultan el reconocimiento de la sociedad a la que critica y a la que ama. Esta paradoja anima (del latín anima, alma) estos poemarios.
Este choque entre memoria y silencio se resuelve en las dulces descripciones de la tierra en la que nació, en la certeza de la muerte y en la rehabilitación amorosa del autor. En estos libros hay un claro romanticismo (paisaje, soledad, muerte, memoria…), neosurrealismo (revitalización formal de la metáfora de la Generación del 27 y de Cántico) y una preocupación formal basada en el orden (libros divididos en tres secciones gemelas, poemas muy trabajados, de similar extensión, y con repetición de motivos y figuras retóricas).
Dice Pessoa que «o poeta é un fingidor». Efectivamente, es frecuente la conversión del sujeto existencial en sujeto imaginario. La ficcionalización del autor como tal es un rasgo inherente a la comunicación literaria, no sólo poética. Y aunque esto no es nada nuevo, parece ser tendencia común en la nueva poesía española. Tal factor se ejemplariza magníficamente en Espejos de feria donde el poeta acepta la condición teatral, el carácter de juego que tiene la poesía (algo así como «El juego de hacer versos»). Sin embargo, esto no significa que el autor prescinda de su propio trasfondo vital, eso sí, enmascarado en el discurso.
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